El metaverso no es un territorio sin ley

El metaverso por ahora es un territorio sin ley. 

Lo que pasa en el metaverso no se queda en el metaverso.

La apuesta de Mark Zuckerberg por el futuro ha desatado una especie de fiebre como en la conquista del oeste, cada día más compañías clavan su bandera en este territorio.

El salto a este ecosistema plantea multitud de retos. Desafíos tecnológicos, sociales y, por supuesto, legales.

El derecho vinculado a las marcas y el de propiedad industrial e intelectual también se aplican al entorno digital, pero hay que adaptarlo.

El negocio del metaverso está en las transacciones económicas, como la compraventa de parcelas virtuales. Así que algunas de las principales regulaciones a armonizar serán los sistemas de pago y, sobre todo, la acreditación de la prueba digital de la propiedad.

Las entidades financieras consultan sobre cómo les afectará el futuro reglamento MiCA sobre criptoactivos, con el que la Unión Europea quiere aportar regulación para proteger a usuarios e inversores.

La UE posee una de las regulaciones más garantistas en protección de datos y está en vías de regular el uso de la inteligencia artificial.

Unos principios que podrían servir de guía para resolver los problemas que puedan ocasionar los avatares en metaverso. Dado que estas identidades virtuales pueden interactuar entre sí, habrá que plantearse qué consecuencias legales tienen sus actos.

El desafío es desarrollar el concepto de identidad digital para admitir que los avatares, como alter ego virtual de una persona o empresa real, puedan negociar e, incluso, delinquir.

Problemas en el paraíso

No hace mucho una usuaria de metaverso denunció acoso sexual al ser atacada por otros avatares en Horizon Worlds, obviamente, sin daño físico. Dentro de este mundo virtual, en fase beta que está disponible en Estados Unidos y Canadá, su avatar habría sido tocado de forma no consentida por otros usuarios con intenciones sexuales.

Por ello, Personal Boundary creó más espacio personal entre avatares para así evitar interacciones no deseadas. Horizon Worlds añadió una distancia mínima entre sus avatares de unos 120 centímetros.

Tras el acoso de dicha usuaria, y añadieron en su defensa que los usuarios puedan grabar este tipo de comportamientos gracias a una de las funciones de seguridad que hay en el metaverso.

 

El momento de metalaw

Metaverso no solo es una operación de marketing o un videojuego sensorial: los NFT, las criptomonedas o las finanzas descentralizadas pueden revolucionar el mercado y la sociedad.

Es el momento, advierten los expertos, de sentar las bases de una legislación que algunos ya denominan metalaw y que irá construyéndose a golpe de los casos que sucedan en el nuevo mundo virtual.

 

Uno de los principales retos será el de la regulación de los intermediarios que, como gestores, deberían tener responsabilidades. Pese a no tener fronteras físicas, no escapan a la normativa de los países en los que operen, en particular, a las normas que aplican a internet.

En el mundo del derecho encontramos multitud de ramas distintas, con diferentes características y criterios de clasificación. En el metaverso no habrá una única ley, sino tantas como lugares desde donde acceda el usuario.

Este hecho puede empujar a las plataformas a restringir determinados derechos territorialmente generando categorías de personas.

 

Como ya sucedió con Google cuando acotó el derecho al olvido a la Unión Europea (UE).

La pelea por ese derecho empezó en España, cuando un abogado recurrió a la Agencia Española de Protección de Datos para que Google retirara una información publicada en el diario “La Vanguardia” relacionada con un embargo por deudas a la Seguridad Social.

El caso llegó a Luxemburgo, que avaló que los ciudadanos europeos puedan solicitar directamente al buscador que “en determinadas condiciones” eliminen de sus motores su nombre. La compañía debe valorar si la queja es fundada o no. En caso contrario, el usuario puede recurrir a la justicia.

Apenas un mes después de la sentencia, Google recibía más de 70.000 solicitudes.

 

A falta de regulación…

Otro caso que nos hemos encontrado es el de la firma francesa Hermès que demandó al creador de los MetaBirkins, los NFTs inspirados en los famosos bolsos Birkin de Hermès.

 

Bolsos NFT inspirados en The Birkin Hermès.

 

Mason Rothschild es el artista detrás de estos bolsos virtuales. Llegó a producir más de 100 NFT inspirados en el Birkin de Hermès. Se vendían a través de OpenSea, un marketplace especializado en la compraventa de NFT.

Sus diseños alcanzaron un valor superior al millón de dólares. Pero, en diciembre, fueron retirados después de que Hermès comunicara que no contaban con el respaldo de la firma y que infringían sus derechos de marca registrada.

La inmersión de la moda en la realidad virtual ha desencadenado un vacío legal en los derechos de protección de las marcas sobre sus artículos. Hermès posee los derechos del Birkin, sin embargo, estos no se aplican necesariamente sobre los objetos virtuales.

Hermès es solo un ejemplo de los problemas legales a los que se pueden enfrentar las marcas en el metaverso y frente a la creciente demanda de la moda virtual y los NFTs.

Precisamente para protegerse de estas situaciones, algunas marcas, como es el caso de Nike, han solicitado el registro de marca para su uso virtual. Con el objetivo de preservar sus derechos ante artículos virtuales.

Problemas legales en el mundo virtual no regulado. Continuará…